29 enero 2007

Brindis de celebración


Querida Petra:

Te envío esta foto, para que recuerdes la gran fiesta que se ha montado aquí.

Dicen que soy una niña. Todos están muy contentos... Parece ser que me han estado esperando nueve meses como poco... Algunos, incluso más.

Yo misma, por ejemplo, la espera se me ha hecho larguísima.

Pero bueno dicen que nunca es tarde si la dicha es buena y, como así lo es, vamos todos a celebrarlo.

Chin, chin y hasta el culín.

Nos vemos Petra.

22 enero 2007

300466

Querida Petra.

Te escribí esta carta hace 40 años y 9 meses, como sé que eres una despistada he hecho una copia para ti.

Mi querida Petra:

Acabo de llegar, son las dos de la madrugada, lo sé porque todo está oscuro y ya hace varias horas que comí.

Hace un poco de frío, tengo el cuerpo húmedo y algo dolorido, al parecer algo me ha golpeado brutalmente bajo mi espalda y me he despertado sobresaltada..., tosiendo y vomitando un líquido extraño. No he podido evitar el desconsuelo y he roto a llorar.

Unas luces muy potentes ciegan mis ojos, los temblores por el miedo y el frío apenas puedo dominarlos. Alguien introduce algo rasposo en mi boca, más tarde me ha secado y arropado, comienzo a calmarme...

Como puedo abro los ojos, aunque no distingo nada. Ya no tengo frío, ni miedo..., muy al contrario, alguien me esta abrazando y me da calorcito. Su olor no es desconocido, ni el tono de su voz..., suena a ti, pero no eres tu.

Ahora tengo sueño, luego te cuento.

Bueno, querida amiga, quiero que sepas que no estoy enfadada porque las hayas extraviado, así que te iré mandado copias de aquellas cartas.

Un abrazo.

Hoy desperté

Querida Petra.

Hoy me desperté inquieta. Algún sueño enredado en mi inconsciente que no puedo recordar, pero que me ha dejado mal. Mi boca estaba seca, mi corazón acelerado y mi cuerpo tendido en el suelo de la habitación. Ni siquiera notaba el frío suelo, ni los ladridos de mi perra encima mía, espetándome a una reacción.

Observándome mejor me miré desde arriba, noté mis ojos abiertos, inexpresivos, vidriosos. Arrimé un espejo a mi boca... No había vaho, en mi nariz tampoco. Mi boca abierta y un pañuelo alrededor de mi cuello empezaban a molestarme, te juro que nunca me he comido las uñas, pero es que, ha sido desolador, alguien, al parecer me ha asesinado.

Como lo lees, ¿a que te has quedado de una pieza? pues como yo.

Examino la habitación y no veo nada raro, desordenado todo, como siempre, ya me conoces... No falta nada. Mi perra ladra, no deja de ladrar y son las ocho. Ahora gime, no puede entender que no me mueva.

Estoy aturdida. Son las diez y ahí sigo y, aquí sigo...

Ahora tengo que dejarte, la perra ha ido a beber ya comer algo y no se si anoche le dejé comida.

Te escribo luego.
Una forma de hablar con mi niña interior, también puedes hablar con la tuya desde este blog... y por supuesto, también puedes ser Petra... Saladina Cuenca Milán ©